Al borde de la excelencia, con el arquitecto Toni Kroos al frente y con la electricidad de Jamal Musiala, Florian Wirtz y Kai Havertz, Alemania presentó sus credenciales como candidata al título tras pasar el rodillo ante Escocia (5-1), ganadora en el duelo de aficiones y arrasada en su estreno en la Eurocopa por una selección cautivadora.
El combinado germano vivió noche perfecta en el Allianz Arena. Los hombres de Julian Nagelsmann andaban preocupados por la falta de calor de su público, completamente superado por la efusividad de la afición escocesa en las calles y cervecerías de Múnich. Hasta Julian Nagelsmann e Ilkay Gündogan tuvieron que hacer un llamamiento a su país para unirse en torno a un equipo con hambre de títulos después de una década sin meter trofeos en sus vitrinas.