
El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado su prolongada disputa con la superestrella del pop Taylor Swift, arremetiendo contra ella en su plataforma Truth Social con la declaración: «¡ODIO A TAYLOR SWIFT!»
Un conflicto político-cultural
La animosidad entre Trump y Swift se remonta a 2018, cuando la cantante respaldó públicamente a candidatos demócratas, desatando la desaprobación del entonces presidente. La tensión aumentó en septiembre de 2024, cuando Swift expresó su apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris en las elecciones presidenciales, lo que llevó a Trump a declarar abiertamente su odio hacia la artista.
Críticas a la popularidad de Swift
En sus recientes publicaciones, Trump afirmó que Swift «ya no es popular» desde que él expresó su desaprobación hacia ella. Sin embargo, la realidad contradice estas afirmaciones: Swift continúa siendo una figura dominante en la industria musical, con su gira «Eras Tour» rompiendo récords de asistencia y recaudación.
Reacciones y consecuencias
Las declaraciones de Trump han generado una ola de reacciones en redes sociales y medios de comunicación. Mientras algunos seguidores del expresidente respaldan sus comentarios, muchos otros han salido en defensa de Swift, destacando su éxito continuo y su influencia positiva en la cultura popular.
Este enfrentamiento refleja la creciente intersección entre la política y la cultura pop en Estados Unidos, donde figuras del entretenimiento no solo influyen en la opinión pública, sino que también se convierten en actores activos en el ámbito político.
A medida que se acercan las elecciones de 2028, es probable que la participación de celebridades como Swift en la política siga siendo un tema de debate y análisis.